Allí donde España y Portugal se dan la mano, en el sitio preciso en el que el Duero hace de frontera o de nexo, según se mire, encontramos un espacio de increíble belleza: los Arribes del Duero. Una zona en la que el río se encajona y discurre entre abruptos y estrechos cañones capaces de quitar la respiración de quien los contempla.
Cañones por los que se puede navegar en unas rutas asombrosas que permiten admirar no solo las paredes que flanquean el curso del río, sino la variada flora y fauna que habita en este parque, porque la belleza paisajística no es su único valor. Y es que este parque es hogar de águilas reales, buitres y cigüeñas negras, entre otras especies.
Pero si hay algo que sobrecoge es el silencio que acompaña todo el paseo. Silencio que anima a detenerse en cada detalle de las escarpadas laderas, porque este es un remanso de paz que invita a relajarse, a olvidarse de todo y conectar con la naturaleza.
Y en este parque se puede admirar una de las cascadas más bellas de la península ibérica: el Pozo de los Humos. Una impresionante caída de agua de más de doscientos metros de altura que en época de lluvias es, sencillamente, espectacular.
¿Qué más se puede contemplar en este parque? Infinidad de rincones que invitan a dejarse llevar, como la playa del Rostro, en Aldeadávila de la Ribera. Un lugar perfecto recomendado por los cerrajeros Valladolid para refrescarse en verano o para alquilar piraguas con las que recorrer un pequeño tramo de los Arribes. Otra opción es seguir una antigua vía férrea, hoy vía verde de los Arribes, cuyo tramo más hermoso une Hinojosa de Duero y Barca D’Alba. O se puede hacer un recorrido por los miradores que permiten admirar la belleza del parque natural en todo su esplendor.
Un tesoro natural, así es la zona de los Arribes del Duero, en la frontera de España y Portugal, en las provincias de Zamora y Salamanca